LAS GRULLAS VAN A POR AGUA
Durante el
verano y en los primeros días del otoño, con el lento tic-tac del reloj, me
viene a mi mente el 15 de octubre, ese es el día marcado en mi calendario
mental, por que sé que las grullas ya sobrevuelan Extremadura, y como siempre
se repite el mismo guión, cruzarán mi Sierra de Alor.
Es el
pistoletazo de salida, ahora comienzan las visitas a los bienes comunales de
Villanueva del Fresno, para verlas de cerca: sus vuelos y sus cantos.
Compruebo sus
querencias y empiezo a localizar esos lugares que día tras día visitan; ahí
será el lugar donde debo instalar mi aguardo.
Hasta que ya
me digo:
- Es el momento, mañana debo realizar mi
primera sesión de fotos con ellas.
La espera se
ha hecho larga, y esa noche no soy capaz de dormir bien.
La noche inquieta
me pregunta:
-
¿Por qué no duermes?
- Es que voy al encuentro con ellas, las
grullas; ese ave que me tiene atrapado entre sus bandos en las dehesas
extremeñas, sus vuelos en punta de flecha y su trompeteo- le respondo entre
bostezos.
De
camino hacia ellas voy absorbiendo la noche hasta meterme en ese aguardo que me
camuflará ante esas zancudas. Preparo todo con minuciosidad y agitación. Debo
estar dispuesto, no puedo fallarles.
Es el momento
de la espera, cuando el cárabo busca su tronca y mi corazón late cada vez más
ansioso.
El frío
llama y me pregunta:
-
¿Qué haces aquí?
-
Es que espero el encuentro con ellas, las grullas.
Pasan las
lentas horas y llega hacia mí el olor suave de la humedad, es el
rocío que empapa la encina, el musgo y la hojarasca. Observo como corre rezagado
el jabalí, cuando rompiendo el día llegan los primeros tonos rojizos del
horizonte trayendo tras de sí el canto de la tarabilla. La claridad de la
mañana me permite ver el renacer de la vida entre las vetustas encinas y
escuchar el ladrido del lejano mastín cuidando el rebaño de ovejas merinas. Son
estas sensaciones los primeros motivos para amar a mi medio natural y lanzarme
a captarlo bajo mi cámara.
Son poco más de las ocho, cuando desde el
embalse de Cuncos escucho los primeros trompeteos de las grullas que rompen
este cúmulo de sensaciones.
-
Ya empiezan a moverse y a volar en grupos familiares.
Al fin ha
llegado el momento…
Nos ha gustado mucho esta entrada. Y la pequeña exposición del libro. Enhorabuena por la participación en el mismo.
ResponderEliminarSaludos,
Lourdes y Jesús
¿Es el libro que daban en el festival de las grullas? Si es así me quedé con las ganas debido a la muchísima gente que había allí, si es así me tiro de los pelos al leer tu relato, emocionarme y saber lo que he perdido. Paisano, el relato me ha emocionado y me ha puesto los pelos de punta y me he sentido un poco identificado. Las fotos al igual que las grullas son una pasada. Saludos!!
ResponderEliminarhttp://avesyestrellas.blogspot.com
Precioso relato y preciosas grullas, Joaquín. Debe haber quedado muy bien el libro, espero que alguien me haya guardado alguno.
ResponderEliminarUn abrazo para los tres.
preciosa entrada de las grullas. Fui a verlas a mediado de Octubre pero los cazadores andaban cerca dando tiros y ellas estaban a asustadas y revoloteando por el cielo. Un saludo
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