Bajan las temperaturas tras el
estío y llega la humedad al suelo haciendo que la hojarasca que crujía entre
nuestros pasos se convierta en un ecosistema idóneo para que se asomen al
exterior un gran muestrario de setas. Las hifas empiezan a ramificarse formando
una masa algodonosa llamada micelio, que se extiende sobre el suelo o la madera,
produciendo las setas que son la parte reproductora.
Los hongos, presentes a lo largo
de los siglos, seguro que llamaron la atención a todos los pueblos que pasaron
por este enclave, por su diversidad en colores, formas, tamaños y fragilidad; y
sobre todo como aporte alimenticio. En la actualidad se está volviendo a
recuperar parte de la tradición culinaria de estas especies, que por circunstancias
adversas llevaron al olvido a este manjar de las mesas de las localidades
cercanas a la sierra de Alor. Para seguir disfrutándolas, en el amplio sentido
de la palabra, se recomienda seguir respetando las biomasas forestales
presentes en este espacio protegido.
Muchas veces nos preguntamos en
qué fecha salen las setas, sabemos que la estación reina es siempre el otoño,
momento que se caracteriza por darse unas temperaturas suaves y un buen grado
de humedad; no obstante, deberíamos tener en cuenta las primaveras muy
lluviosas, ya que suelen crear unas
condiciones climáticas muy similares a la estación anterior. Pero si deberíamos
destacar unos días en el calendario sería siempre la segunda quincena de
octubre y la primera de noviembre, son los jornadas ideales para disfrutar de
este momento de recolección, fotografía o simplemente de observación.
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Estos hongos juegan un papel muy importante dentro
de nuestros hábitats naturales, ya que al ser organismos descomponedores y
reciclar gran cantidad de desechos orgánicos, permiten transformar la materia orgánica
en inorgánica, devolviendo al medio ambiente elementos y sustancias fácilmente
asimilables por otros seres vivos como las plantas, volviendo a reproducirse el
ciclo de la vida.
Los hongos constituyen un reino
independiente. Estos seres vivos que no son animales porque no se desplazan
cómo ellos, ni tampoco son plantas ya
que no tienen la capacidad de realizar la fotosíntesis, se localizan de manera
desigual en los diferentes ambientes de la sierra de Alor. Por citar algunas, en
la zona de umbría (llamada la “Mancha”) es la zona donde más especies se pueden
localizar, gracias a su capacidad para conservar la humedad debido al cobijo
que le ofrece la masa arbórea; también en la ladera este, en la zona orientada
hacia Barcarrota, se convierte en otro punto idóneo para estos individuos.
Este libro no pretende
convertirse en una guía de setas, pero si mostraré bajo estas líneas un grupo
de nombres muy característicos en este espacio LIC; por lo tanto se aconseja no
cogerlas sin una base científica o de experiencia que nos asegure la certeza de
no equivocarnos.
Algunas de ellas son:
SETAS MORTALES
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SETAS COMESTIBLES
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Agaricus xanthoderma
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Agaricus silvícola
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Russula sanguínea
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Agaricus campestri
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Amanita muscaria
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Agaricus arvensis
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Amanita phalloides
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Macrolepiota excoriata
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Amanita panterina
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Macrolepiota procera
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Amanita verna
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Amanita ponderosa
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Armillaria mellea
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Russula lepida
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Phallus impudicus
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Russula aeruginea
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Boletus albidus (no comestible por su amargor)
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Russula paludosa
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Marasmius splachnoides (sin interés culinario)
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Boletus aereus
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Lycoperdon foetidum
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Boletus reticulatus
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Tremella mesentérica (sin
valor culinario)
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Boletus regius
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Boletus luridus
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Tricholoma astroquamosum
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