jueves, 3 de septiembre de 2009

Una de cuervos, que también lo merecen.

En el comedero de rapaces de este invierno pasado, también acudían cuervos, que cuando el sol les da la luz se crea un efecto precioso sobre sus plumas.




Casi siempre son los primeros en llegar, aunque no los primeros en comer.





A pesar de ser más débiles que milanos y ratoneros siempre terminan llevándose su parte del festín.







Son muy desconfiados ante la cámara aunque alguno se me haya puesto muy cerca.