Tuve tres días estupendos en una charca residual de rivera, donde las aproximaciones fueron estupendas.
Las garzas fueron un de las más colaboradoras.
El hidroaguardo sirvio hasta de posadero de estos ejemplares.
Un día de niebla tenue; aparecieron sin que me diera cuenta; estaba imaginando su entrada para que hicieran algún gesto de parada nupcial, no fue así pero al menos entraron y disfruté su presencia.