miércoles, 29 de mayo de 2013

DIEGO CORRIENTE en la SIERRA de ALOR



 
La noche es de Diego Corriente.
Todos los que habitamos en los entornos de la Sierra de Alor, alguna vez hemos escuchado hablar de Diego Corrientes, famoso bandolero, al que se le acuñó la expresión “robaba a los ricos para dárselo a los pobres”,.
Ya desde niños vivíamos y jugamos entre matorrales a ser un poco salteador, claramente influidos por las leyendas que nos contaban nuestros abuelos en torno a una chimenea alentejana. Imaginábamos que en cualquier rincón de la Sierra de Alor, en el que nosotros nos escondíamos, podía haber sido utilizado por este popular forajido. El punto culminante de nuestras correrías era el día en el que visitábamos la casa de Diego Corriente, donde él escondía sus caballos o vivía con su novia; la cual la considerábamos como uno de los personajes menos querido de su historia, junto con los que debieron dar la orden de apresarlo y ajusticiarlo.
Su guarida es una casa de construcción simple, consiste en una única habitación que serviría de dormitorio, cocina y almacén. Tiene una chimenea del tipo alentejana, al fondo de la “cueva”; con unas alacenas  tanto al lado de la chimenea como cerca de la entrada; que supuestamente, él utilizaría como despensa de alimentos y como depósito de municiones y armas. El techo es una bóveda de poca altura recubierta de cal. En su exterior el tejado está revestido de tierra para camuflar más este lugar, al cual en la actualidad le crecen algunas orquídeas como la ophrys speculum y la  orchis conica. Este habitáculo está incrustado entre algunas rocas que le sirven de apoyo a la pared que da al poniente. 

Interiores de la cueva del bandolero.
Está enclavada en una zona alta desde donde podía controlar un amplio espacio para vigilar las tropas que le perseguían. En la actualidad la vegetación que le rodea es el matorral típico mediterráneo y un olivar abandonado.
Utilizaba este recinto como última estación para pasar a Portugal y vender los caballos que robaba a los ricos.
Para visitar la casa de Diego Corriente; lógicamente, hay que seguir la carretera que sale desde Olivenza en dirección a San Jorge de Alor. Tomando como referencia el cruce con aquella localidad, a los 2,23 km deberemos coger el camino que sale a mano derecha (antiguamente conocido como carretera de la sierra) Poniendo nuestro cuentakilómetros a cero, recorreremos 3,07 km de esta vía, momento en el que lo abandonaremos por otro a la izquierda  que en poco más de 375 metros nos llevará hasta la guarida de este bandolero.  

           Pozo del caño.
          En la leyenda de Diego Corrientes Mateos encontramos otro lugar de importancia, este es el cortijo del Pozo del Caño, aquí cuenta la leyenda que: sin la complicidad y la simpatía de los lugareños que hasta entonces le habían protegido y apoyado en nuestro país, el “bandolero generoso” no tardaría mucho en ser localizado en las proximidades del Pozo del Caño, en San Jorge de Alor. Este rincón se encuentra a dos kilómetros de esta aldea en el margen de la carretera. Destacamos su chimenea de forma cilíndrica y su pilar que servía de abrevadero para los animales de tiro, el agua que lo alimenta proviene de una fuente que se encuentra a escasos 150 metros; es un manantial del que emana con gran profusión este líquido elemento, incluso en los meses más secos del estío.
            La característica de rayano que tiene nuestro municipio juega un papel importante con el vecino país, lugar de destino de los equinos que robaba este famoso bandolero. Nuestras tierras era el lugar de descanso para pasar a Portugal, en concreto a una dehesa desde donde vendía los caballos, de hecho hay varios caminos que unían Olivenza con Portugal, ya sea directamente desde Olivenza o pasando por San Benito, Villarreal o incluso Alconchel y Cheles.
En cuanto a la vida de Diego Corrientes, “de dos varas de cuerpo, blanco, rubio, ojos pardos, grandes patillas de pelo, algo picado de viruelas y una señal de corte en el lado derecho de la nariz”, sabemos que se trata del bandolero más  célebre del siglo XVIII. Nació el 20 de agosto de 1757 en la localidad sevillana de Utrera. Era jornalero del campo y, por injusticias sufridas, comenzó sus correrías allá por el año 1778, siendo su zona de actividad  las provincias de Sevilla y Badajoz. La clave de su éxito se basó en su habilidad para burlar a sus perseguidores y en que se ganaba la simpatía de aquellos que vivían en los cortijos situados en las zonas en las que tenía previsto actuar.
Murió en la horca  en 1781. Su leyenda queda plenamente reflejada en las muchas coplas que le brindaron, como ejemplo ésta, sacada del drama de Gutiérrez de Alba, que dice: “Yo soy aquel que a nadie temía. Aquel que en Andalucía por los caminos andaba. El que a los ricos robaba y a los pobres socorría”.



 Pd:Esta imagen es una doble exposición (evidentemente) He querido acompañar con imagenes nocturnas esta entrada por que concuerda algo más con la idea de la vida de un bandolero.