Camufladas
en torno a la vegetación circundante, este tipo de construcciones se constituían
en el lugar de refugio y reposo nocturno
de los cerdos ibéricos. Aquí, durante la noche estos animales se encontraban
vigilados a salvo de ataques nocturnos de predadores como lobos o perros
asilvestrados. También podíamos detectar en las inmediaciones un chozo donde
vivía el porquero, y en su caso la familia de éste, con el fin de evitar los
hurtos de este ganado.
Pocilga, restos de un pasado.
Era
también el lugar donde las hembras de cría, de estos domesticados jabalíes,
permanecían gran parte del día amamantando a los lechones, hasta que la madurez
de la camada les permitía vagar por los diferentes espacios acompañados de su
progenitora.
Estos
animales descansaban allí gran parte del año, ya que están adaptados al
aprovechamiento de todas aquellas vayas y frutos disponibles en cada estación,
en especial el otoño y el invierno donde las bellotas y las aceitunas se
convertían en el alimento con mayor valor energético y nutricional de esos
periodos.
Noche de un recinto de cerdos.
Como
se puede observar en las imágenes que acompañan a este capítulo, estos recintos
constan de varias estancias con forma cónica unidas entre sí por unos 80 cm de pared; cada recinto tiene una puerta de entrada para
los puercos con una altura de unos 70 cm y anchura 75 cm. Las paredes que lo
sustentan poseen un grosor en torno a 65 cm.
En
el lado contrario a las puertas se encuentra una ventana pequeña cuyas
dimensiones son de 27 cm
de alto por 20 de ancho que servirían para airear el aposento por la
respiración y gases procedentes de estos
animales.
Cada
cono tiene una planta circular con un diámetro de unos 3,90 m y una alzada de unos 3,10 m (estas medidas varían ligeramente de unos a
otros)
Los
suelos están formados por un puzzle cuyas piezas son una combinación de piedras
y lanchas.
Delante
de estas edificaciones aparece lo que sería un corral con una única puerta de
entrada y con una superficie aproximada de 150 metros cuadrados:
cuya utilidad podía ser la distribución de los cochinos al atardecer en las
diferentes estancias y para la toma de sol de las camadas durante el día antes
de aventurarse en los ecosistemas cercanos.
Vista desde el interior.
Están construidos a
base de rocas, recogidas en el entorno, y cal de albañilería como masa para dar
consistencia a las paredes (procedente de los hornos de cal de la zona). Estos
conos se levantaban entrelazando piedras en la que la siguiente capa sobresale
de la de abajo y en cuya base estaban las más gruesas y a medida que se elevaba
la obra se utilizaban pedruscos más pequeños con formas más aplanadas para ir
elevando la bóveda. Tanto su interior como su exterior se encuentran encaladas
para darle firmeza a las piedras que los forman. No obstante podemos comprobar
que las pocilgas más antiguas no tienen estas capas de arcilla, pudiéndose
observar en su interior las piedras.
Pocilga en la finca el Barroco.
Según
estos datos, y si tenemos en cuenta la aparición y evolución de las aldeas de
este municipio, se estima que estos levantamientos aparecieron a principios de
1900.
Este
tipo de pocilgas se encuentran muy localizadas pudiéndose descubrir
en la finca el Barroco y en la sierra de Alor. Presentan mal estado, lo que
dará lugar, en pocas décadas, a un montón de piedras.
MAPA:
En
rojo la zona donde se localiza estas pocilgas
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