Se puede considerar a los chozos
como una construcción de carácter ancestral destinados a dar refugios a
pastores, cabreros y a agricultores; no obstante, se pueden calificar como un resguardo
efímero ya que era habitual el cambio de morada provocado por la escasez de
pasto para el ganado. El fin primordial era estar cerca de los animales para
evitar que se los robasen, acompañados siempre de perros.
Adyacentes a
ellos se encontraban los corrales, que no eran más que unas paredes de piedras
destinadas a resguardar a los animales por las noches, para evitar la
dispersión que podían provocar la presencia de algún peligro (lobos, perros
asilvestrados, zorros, ladrones…)
Se
localizaban habitualmente alejados de las poblaciones y siempre cercanos a alguna
fuente. Su interior era espacioso y ofrecía sitio suficiente para varios
camastros de madera y para guardar piensos, ropas, alimentos y pertenencias del
pastor.
Estaban
destinados a dar cobijo a las personas durante varios meses y en el que el
único espacio que había estaba destinado a dormitorio, sala de estar y a cocina.
Dentro de estas viviendas podíamos observar en los márgenes junto al muro de
piedras las camas, los armarios y la despensa; y en el centro el caldero sobre
la lumbre. No obstante en función de la climatología se podía cocinar en el
exterior para evitar el fuego en el interior ya que cualquier chispa de la
candela podría causar un desastre, llegándose a perder todas las pertenencias,
que la mayoría de las veces eran esos enseres los únicos que poseían esa
familia.
La techumbre
vegetal proporcionaba buen aislamiento frente al viento o la lluvia ya que
guardaban bien el calor. Sin embargo resultaban muy vulnerables a los
temporales del invierno, por lo que tenían que ser reparados o incluso
reconstruidos cada temporada.
Estos
chozos eran unas construcciones sencillas erigidas a base de materiales del
entorno: piedras, ramas de encina o acebuches, retamas, jaras y cuerdas (a
veces se usaba la corteza flexible del torvisco a modo de soguilla). El proceso
de construcción se iniciaba con un cimiento para dar consistencia a la pared
circular que haría de base, con algo de aglomerado que trabara las piedras, a
partir de dicho apoyo se elevaba la pared hasta alcanzar el nivel de un metro
aproximadamente, si bien en la zona de la puerta este muro conseguía la altura
de una persona. Una vez que se disponía de ese asiento se colocaban unos troncos
largos y fuertes para dar la forma al monte del chozo; unidos en el centro,
serían los que aguantaran el peso de todo el enramaje. A estos seis, siete u
ocho palos se le entrelazaban perpendicularmente ramas más pequeñas sobre los
que se entretejían taramas de encina; una vez creada esta estructura se
empezaba a colocar la retama, teniendo siempre en cuenta que a cada una de
ellas había que doblarla hasta casi romperla para darle la forma de un ángulo
recto, era la única manera de que no se resbalasen con el viento y la lluvia
(se empezaba a colocar de abajo a arriba). El suelo estaba realizado con “lanchas”
de piedras.
El
chozo de pie, era otro tipo de construcción menos elaborado y para una corta
duración; que en realidad era una simple tienda cónica de ramas, igualmente
cubierta de materia vegetal.
En
la Sierra de
Alor, en su zona más alta, podemos observar un grupo de chozos, en los que conviven
las reconstrucciones de algunos usados antaño por cabreros con otros de nuevas
construcciones, destinados al turismo. No obstante sería conveniente cuidar los
existentes y que se tuviera alguna protección o ayudas a su reconstrucción,
como ya hiciera en su momento el desaparecido grupo de ecología GEO “Rosa de
Alejandría” pionero en la recuperación del patrimonio rural en la Sierra de Alor.
Lamentablemente,
se pueden observar cada vez más los restos de aquel pasado en el que los chozos
llenaban de vida parte de nuestros paisajes.
Hola Quini. Me ha encantado esta entrada de los chozos, más que nada porque me recuerdan a mi niñez, pues yo viví varios años en uno, de esos que tu llamas "chozo de pie" hecho solo con ramas. Y te puedo asegurar que no era una construcción temporal, allí vivíamos todo el año y en el caso de mis padres un año tras otro hasta que pudimos disponer de una casa de cuatro paredes. Gracias por hacerme recordar. Y enhorabuena por ese premio de las cigüeñas.
ResponderEliminarUn abrazo para los tres.
Hola Quini. me encantan los chozos, molinos y ruinas olvidadas del monte....quierria crear celdas para mi colmena con tus chozos, el problema es que no se donde están, agradecería mucho su localización, ya que proximamente queremos visitar todas las celdas de la colmena de LA SIERRA DE ALOR.
ResponderEliminarPuedes dejar un comentario abajo.
http://www.lacolmenacultural.com/municipios.php?id_municipio=060950004